La nueva modalidad que bombardea de notificaciones a usuarios de Nequi puede confundir a quienes tienen menos experiencia digital. En casa, una conversación corta y práctica reduce el riesgo de que un adulto mayor apruebe por error.
El primer mensaje clave es sencillo: si no inició un pago, no lo apruebe. Abra la app por su cuenta, mire los movimientos y pida ayuda si duda. La calma es parte del protocolo.
Explique señales de alerta: muchas vibraciones seguidas, mensajes urgentes y llamadas de “soporte” pidiendo códigos. Ninguna entidad seria solicita contraseñas por teléfono.
Practiquen juntos el cambio de clave, la activación de biometría y la ruta para reportar intentos sospechosos desde la app. La repetición crea memoria.
Coloquen un recordatorio mensual para revisar movimientos y actualizar contraseñas. En familia, hacer checklist es más fácil y evita olvidos.
Si venden productos o cobran servicios con Nequi, establezcan la regla de oro: no entregar nada hasta ver el abono en la cuenta. Mostrar el movimiento en pantalla da tranquilidad a todos.
Mantener el celular actualizado y limitar instalaciones desconocidas es otro candado. Menos permisos innecesarios, menos superficie de ataque.
Compartir estas pautas en el grupo familiar multiplica la prevención. Cuanto más se habla del tema, menos terreno tiene la sorpresa.
La comunidad —vecinos, cuidadores, amigos— también puede ayudar. Un mensaje de voz con el “paso a paso” sirve como guía en momentos de nervios.
La conclusión en casa es práctica: respirar, verificar, cambiar clave y reportar. Convertirlo en hábito protege ahorros y tranquilidad.
