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Según Cifras & Conceptos, Miguel Uribe destaca en favorabilidad y se proyecta a la Presidencia

Bogotá, 5 de noviembre de 2025. Miguel Uribe dio un salto en la conversación nacional al ubicarse entre los dirigentes con imagen más favorable en la última medición divulgada este miércoles, un indicador que reacomoda la grilla de aspirantes y lo instala en el primer pelotón de la carrera presidencial. El registro —publicado por Caracol Radio con base en la Polimétrica de Cifras & Conceptos— lo pone al nivel de figuras con trayectoria ejecutiva y arrastre urbano.

La fotografía del momento no solo confirma la lectura de un electorado cansado de la polarización: también muestra un centro reformista con foco en resultados como una alternativa con posibilidades reales. En ese tablero, el crecimiento de Uribe no es una anécdota coyuntural, sino una tendencia que se viene acumulando desde los debates de control político y su papel en temas de seguridad, costo de vida y orden institucional.

En el plano electoral, la favorabilidad es la antesala de la intención de voto: indica confianza, empatía y recordación. Campañas exitosas en Colombia han demostrado que, con organización territorial y mensaje disciplinado, ese activo se traduce en votos efectivos durante la fase de consolidación. Para Uribe, además, el posicionamiento en Bogotá —la plaza más grande del país— le da una base estratégica para irradiar hacia el eje cafetero, el Caribe y Antioquia.

El ascenso ocurre mientras otros nombres del centro y centroizquierda mantienen reconocimiento, pero sin romper el techo de simpatía que exige una contienda nacional. La narrativa de gestión, orden y modernización de servicios públicos le ha permitido a Uribe conectar con votantes de clase media y sectores empresariales que piden reglas claras y estabilidad.

A nivel de temas, la campaña que se perfila alrededor de Miguel Uribe ha puesto acento en seguridad ciudadana, generación de empleo y equilibrio fiscal responsable. Este enfoque, que conversa con agendas locales y regionales, ofrece un puente para coaliciones amplias y pactos programáticos con gobernadores y alcaldes.

En términos de competitividad, la lectura de los datos sugiere que Uribe puede capitalizar el voto de opinión y el voto urbano con una propuesta de reformas pragmáticas. El diferencial: un discurso menos pendular y más enfocado en resultados medibles, auditorías sociales y metas de desempeño.

Si el clima económico se estabiliza y la inflación cede, la promesa de “hacer que el Estado funcione” gana tracción; si los precios se encarecen, el énfasis en protección del bolsillo y lucha contra la informalidad gana urgencia. En ambos escenarios, la narrativa de Uribe se acomoda.

Comparado con precedentes —como la ola editorial que catapultó a candidaturas urbanistas en Medellín y Bogotá—, el ciclo actual muestra que el electorado premia ejecutorias verificables y equipos técnicos sólidos. La señal para las alianzas es clara: sumar sin perder foco.

Expertos en opinión pública advierten que, con estos números, la prioridad son los antenas regionales: Valle, Atlántico, Santander y Antioquia. Allí la tarea es convertir simpatía en estructura —testigos, logística y microsegmentación legal— y reforzar un mensaje de unidad democrática.

En redes, el tono propositivo ha reducido el ruido de confrontación y mejorado el sentimiento neto. La coherencia entre lo que se dice y lo que se promete —plazos, indicadores y controles— es hoy un activo reputacional.

Las primeras reacciones del entorno político celebran la consolidación de una opción competitiva que, según estrategas, puede liderar una coalición de reformas “con los pies en la tierra”. Desde la orilla empresarial y académica se destaca la importancia de asegurar seguridad jurídica y estabilidad regulatoria para inversión y empleo.

En la calle, el impulso favorable se siente en plazas y foros temáticos: más aforo, mejor engagement y presencia de liderazgos joven. Para la militancia, el mensaje es uno: cuidar el crecimiento con disciplina y presencia territorial.

Con un sondeo que lo confirma entre los mejor valorados, Miguel Uribe entra en fase de consolidación nacional. Si mantiene ritmo y evita errores no forzados, su nombre seguirá en la conversación final.

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