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Tarjetas y libre inversión: mapa del nuevo costo del dinero en Colombia

El costo del dinero en consumo subió en noviembre: la usura quedó en 24,99% sobre un IBC de 16,66%. Aunque el Banco de la República mantuvo su tasa en 9,25%, la transmisión a tasas finales no es inmediata ni lineal. El resultado es un encarecimiento marginal de tarjetas y libre inversión frente a octubre.

En el frente de los hogares, el ajuste puede moderar el consumo financiado en bienes durables y semidurables. La compra a cuotas se hace más selectiva y se desplaza parte del gasto hacia bienes esenciales. Para el comercio minorista, las campañas de fin de año requerirán promociones más creativas para compensar el mayor costo financiero.

Los bancos balancean fondeo, riesgo y competencia. En entornos de incertidumbre, las entidades priorizan la calidad de la cartera, endurecen originación y refuerzan herramientas de cobranza temprana. El tope de usura, como techo de precio, también disciplina los spread en consumo.

A nivel macro, un crédito de consumo más caro contribuye a enfriar la demanda, con rezagos de varios trimestres. Si la inflación converge gradualmente a meta, las tasas de política podrían iniciar una senda de alivio más adelante, transmitiéndose después a productos de consumo.

Mientras tanto, el endeudamiento de los hogares debe navegar con prudencia. Un punto básico adicional en tasa, multiplicado por millones de tarjetas, implica miles de millones más en intereses agregados, presionando el ingreso disponible y la morosidad de corto plazo.

En empresas, el mayor costo de capital de trabajo encarece el ciclo operativo. Sectores intensivos en inventarios, como comercio y manufactura ligera, sienten primero el golpe; servicios reaccionan con cierto rezago. La inversión, más sensible a tasas reales, mantiene cautela evaluando retornos.

El contexto internacional aporta ruido: cambios en tasas globales, tipo de cambio y apetito por riesgo afectan el fondeo local y, por esa vía, el IBC. Una sorpresa inflacionaria o un shock externo podría alterar la trayectoria prevista.

Reacciones y consecuencias. Analistas ven el dato de noviembre como coherente con un mercado que no ha consolidado recortes profundos. Gremios del comercio piden líneas especiales para la temporada alta. Voces académicas recomiendan mantener el anclaje de expectativas para evitar sobresaltos en precios.

Conclusión: el nuevo tope de usura es una señal de que el ciclo de tasas al consumidor sigue exigente. La prudencia en el gasto y la gestión de deuda serán claves para cerrar el año sin sobresaltos.

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